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domingo, 17 de julio de 2016

EL SANTO ROSARIO: ORIGEN, DESAROLLO,DEVOCIÓN EN SEVILLA Y REFERENCIAS EN CAMAS.



A continuación compartimos con ustedes un artículo realizado por nuestra vecina de Camas, Doña Amalia Blanco Castillo, para las publicaciones de nuestra Agrupación,en el que se trata el origen del Rosario, su expansión, devoción en Sevilla , y la referencia que tuvo en nuestra localidad. Esperemos que disfruten con su lectura.

ORÍGENES

            En la antigua Roma y Grecia, los romanos solían coronar las estatuas de los dioses con rosas como símbolo de entrega de su corazón. La palabra rosario significa en latín corona de rosas.
            La aparición del Cristianismo y su rápida expansión por el Imperio Romano suscitaron en  principio la indiferencia entre la élites gobernantes romanas, pues en principio era considerada como una más de las múltiples religiones que proliferaban en Oriente. Después esta indiferencia se trocó en abierta hostilidad,  cuando  los cristianos se negaron a rendir culto al emperador o a prestar servicio de armas.  Esto dio lugar a importantes persecuciones contra los cristianos, que entregaron su vida antes de renegar de los principios de su fe.  Siguiendo las antiguas costumbres, las mujeres que eran martirizadas solían ataviarse con sus mejores galas y se coronaban de rosas como símbolo de que entregaban su vida y su corazón a  Dios. Después del martirio, los cristianos recogían las rosas y rezaban una oración o cantaban un salmo por el eterno descanso del alma de los difuntos.
            A partir del Edicto de Milán (313 d.C.) el  Cristianismo se convirtió en religión tolerada dentro del Imperio para terminar convirtiéndose en  religión oficial con el Emperador Teodosio.
En esta etapa del Bajo Imperio Romano empezó a forjarse lo que luego sería el monacato,  que tanta influencia tendría en la Edad Media. Los monasterios y los obispos fueron, de hecho, lo único que sobrevivió a la caída del Imperio Romano de Occidente. Con Europa ocupada por las distintas tribus germanas, la mayoría de ellas arrianas, el cristianismo se refugió en Irlanda. Allí surgió una forma primitiva de rezó del Santo Rosario. En el 800 los misioneros irlandeses que recorrían Europa para recristianizarla  propusieron a la gente el rezo del llamado Salterio de la Virgen, que consistía en sustituir los 150 salmos de David, cuyo rezo recomendaba la Iglesia, por 150 Avemarías,  divididas en quince decenas. Se usaba una cuerda con distintos nudos y así  se llevaba el conteo.

            DESARROLLO

            A partir del siglo XI Europa experimenta un crecimiento económico y social con lo cual las antiguas ciudades romanas se repueblan y reactivan su comercio y artesanía, al mismo tiempo que en las zonas no alcanzadas por la romanización aparecen nuevas ciudades, creándose activos circuitos de crecimiento comercial del Mediterráneo al Báltico. Esta nueva situación afecta también a la Iglesia: del antiguo monacato se pasa a la fundación de conventos en las ciudades regidos por las órdenes mendicantes y de predicadores, de las cuales las más importantes serán la de los franciscanos y la de los dominicos.
La orden de los dominicos, fundada por Santo Domingo de Guzmán en el siglo XII, nace durante la cruzada contra los albigenses. Santo Domingo recibió de la Virgen el encargo de hacer saber a la Humanidad lo agradable que era para Dios el rezo del Santo Rosario. Su devoción se extendió rápidamente por toda la Cristiandad, pero al correr de los siglos se fue perdiendo la devoción del rezo.
En 1348 se extendió por Europa la Peste Negra. El terror que produjo por toda la Cristiandad la terrible enfermedad, que dejó diezmada la población europea, provocó un renacimiento de la devoción del Rosario. El fraile dominico francés  Alan de la Roche fue el encargado de volver a extender la devoción del Rosario por Europa. Él, junto con sus hermanos dominicos, le dieron la forma actual con la aprobación de la Iglesia.

LA INSTITUCIÓN DE LA FIESTA

            En el siglo VIII irrumpe en la Historia una nueva fuerza: el Islam. A lo largo de este siglo y los siguientes el Islam llegó a dominar gran parte del Mediterráneo, construyendo dos grandes califatos el de los Omeya y el de los Abasíes. Después de una serie de vicisitudes que produjeron la caída de ambos imperios, una nueva tribu proveniente de las estepas asiática, los turcos, terminaron poco a poco con los restos del antiguo Imperio Romano de Oriente, convirtiéndose en una fuerza fabulosa que volvía a amenazar la Cristiandad europea.
            En el siglo XVI la presión se hizo insoportable. El Santo Papa Pío V propició una coalición entre el papado, Génova, Venecia, el Ducado de Saboya, la  Orde de Malta y España. La fabulosa coalición se puso bajo el mando de don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II,  y del almirante genovés Andrea Doria. Los combatientes antes de entrar en liza rezaron con fervor el Rosario, así como el Papa y  toda la Cristiandad. La Armada Turca y Cristiana se enfrentaron en Lepanto, en las costas griegas, un 7 de octubre de 1571. Fue como afirmó Cervantes: « la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros». La Cristiandad contuvo la respiración. El Papa, antes de saber el resultado de la batalla, salió de su oratorio afirmando que los cristianos habían ganado la partida gracias a la intercesión de la Virgen y al rezó del Rosario.  Cuando llegaron las noticias de la victoria cristiana el Papa propuso el 7 de octubre como la fiesta de la Virgen de las Victorias. Posteriormente el papa Gregorio XIII, entendiendo que la victoria se había conseguido gracias al rezo del Rosario, cambió la advocación por la de la Virgen del Rosario. Posteriores triunfos contra los turcos atribuidos a la intercesión Virgen del Rosario reforzaron la devoción a la misma.
El trece de mayo de 1917 en Cova de Iria,Portugal, la Virgen se le apareció a tres pastorcitos a los que recomendó el rezo del Rosario como la mejor forma de contentar a Dios.

EL SANTO ROSARIO EN LA ACTUALIDAD.

         La costumbre de rezar el Rosario antes de ir a dormir fue una tradición ampliamente difundida dentro del mundo Católico y los papas fomentaron y animaron dicha práctica; particularmente Juan Pablo II  el cual en su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae introduce los misterios luminosos junto a los tradicionales .Así el Papa afirma:
 Para que pueda decirse que el Rosario es más plenamente 'compendio del Evangelio', es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.2
Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae sobre el Santo Rosario, 19
En el mismo documento se sugiere el orden semanal de los mysteria lucis (misterios de la luz o luminosos):
¿Dónde introducir los «misterios de la luz»? Considerando que los misterios gloriosos se proponen seguidos el sábado y el domingo, y que el sábado es tradicionalmente un día de marcado carácter mariano, parece aconsejable trasladar al sábado la segunda meditación semanal de los misterios gozosos, en los cuales la presencia de María es más destacada. Queda así libre el jueves para la meditación de los misterios de la luz.2
Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae sobre el Santo Rosario, 38.
Actualmente el rezo del Rosario queda del siguiente modo:
    Gozosos o de gozo
(Lunes y sábado)
·         La anunciación del ángel a la Virgen María y la encarnación del Hijo de Dios
·         La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
·         El nacimiento de Jesús en Belén.
·         La presentación de Jesús en el Templo.
·         El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Luminosos o de luz
(Jueves)
·         El bautismo de Jesús en el río Jordán.
·         La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
·         El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
·         La transfiguración del Señor.
·         La institución de la Eucaristía.
Dolorosos o de dolor
(Martes y viernes)
·         La oración de Jesús en el huerto de los Olivos.
·         La flagelación del Señor.
·         La coronación de espinas.
·         Jesús con la cruz a cuestas.
·         Crucifixión y muerte del Señor
(Domingos y miércoles)
·         La resurrección del Señor
·         La ascensión del Señor.
·         La venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles.
·         La asunción de Nuestra Señora a los cielos.
·         La coronación de la Santísima Virgen como reina de todo lo creado.

Las quince promesas de la Virgen María.

        La Iglesia Católica sostiene que la Virgen por boca del beato francés Alain de la Roche, el mayor valedor del Rosario después de Santo Domingo de Guzmán, prometió a los que rezaran el Rosario los siguientes beneficios para sus almas:

1.  El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.  Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.  El rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4. El rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevarán a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!
5. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en las gracias si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.     Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
9.  Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del rosario.
10.Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11.Todo lo que se me pidiere por medio del rosario se alcanzará prontamente.
12.Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi rosario.
13.Todos los que recen el rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.
14.Los que rezan mi rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al santo rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO EN SEVILLA

Parece ser que la devoción del Rosario en Sevilla comenzó hacia 1479 con la instauración de las Cofradías del Rosario bajo los auspicios de la orden de los dominicos. En cada parroquia, cenobio dominico o perteneciente a otra orden e incluso en la iglesia más importante de cada ciudad o pueblos, aparecieron tales cofradías siempre bajo los auspicios y licencia de la orden de los dominicos. Tal práctica recibió el espaldarazo del Papa Sixto IV, estableciéndose la primera en Colonia y como se indicó más arriba propiciándose dicha práctica en Francia por el beato Alain de la Roche.
Junto a esta corriente de origen foráneo se desarrolló en aquí otra establecida por el padre Juan Agustín. Parece ser que en 1481 ya hay establecida una de estas cofradías en la Iglesia del Divino Savador.
En 1573 el Papa Gregorio XIII en un Breve establecía la festividad de la Virgen del Rosario el primer domingo de octubre. Hasta 1671 no se hizo oficial en la Iglesia española. Según Órtiz de Zúñiga en sus Annales en el Salvador y en el Hospital de Amor de Dios ya existía la costumbre de rezar el rosario en común. Desde éstos se extendió a otros centros de oración e incluso se crearon hermandades.
Fechas claves para el arraigo de la devoción del Rosario fueron las de 1653  y las de 1643. La primera por la donación de una imagen de la Virgen del Rosario a El Sagrario de la Catedral y la segunda por el edicto del dominico Pedro de Tapias que consiguió fomentar extraordinariamente el rezo del Santo Rosario. En 1655 Felipe IV, mediante un edicto,  exhorta a los obispos a que promocionen el Rosario en sus diócesis. En 1679 el Papa Inocencio XI confirma todas las gracias e indulgencias que la Iglesia había concedido al rezo del Rosario.
En 1649 se produce una terrible epidemia de Peste en Sevilla. La mentalidad barroca imperante en la época hace culpable de la misma a la pecaminosa conducta de sus ciudadanos, por la que hay que realizar una dura penitencia ante la magnitud del castigo. Dicha penitencia ha de ser pública y colectiva por lo cual la Iglesia fomenta Misiones populares apoyadas por los predicadores solventes capaz de crear un clima de religiosidad extrema. Tales misiones tuvieron como protagonistas al jesuita Tirso González de Santaella y a los padres Gamboa, Guillén y Losada. El padre Tirso fomentó la creación de varias hermandades de culto en diversas parroquias dedicadas al rezo del Rosario y a ejercicios de penitencia.

Los Rosarios Populares

Hasta ahora hemos hablado de un Rosario propio de los centros de culto al que podemos llamar templario, pero junto a este se desarrollo en Sevilla a partir de 1642 un Rosario Público que arrastró a las multitudes en una exacerbada muestra de religiosidad. Al socaire de la mentalidad del Barroco rica en teatralidad y en la conformación de una religiosidad popular que llegara rápidamente a las masas y movieran los sentimientos de los creyentes no es de extrañar la aparición de tales prácticas.
Tradicionalmente se atribuye  el origen del Rosario Público al que se celebró  espontáneamente por las calles con motivo de las exequias de fray Pedro de Santa María  en 1690  y que motivó la aparición de este singular modo de devoción popular.
La devoción se extendió desde los templos hasta los vecinos de los distintos barrios que solían celebrar el rezo de Rosario en torno a retablos callejeros  que se acabarían convirtiendo en punto de partida de los cortejos.
En un principio los fieles salían a la calle sin insignias ni Simpecado propio. Los devotos se organizaban en grupos que cantaban alabanzas y coplas marianas divididos para alternar padrenuestros y avemarías y siempre bajo el control de uno o dos eclesiásticos para marcar el camino y ofrecer los Misterios.
Poco a poco estos rosarios espontáneos se van institucionalizando, creando sus propios símbolos  y configurando su cortejo.
Cada comitiva se proveyó de un Simpecado que la distinguía . El Simpecado es un estandarte bordado con oro que representa a la Virgen María y está relacionado con la cuestión concepcionista de la que todavía quedan restos en Castilleja de la Cuesta. El color del Simpecado varaqba desde el carmesí hasta el celeste, pasando por el blanco, el verde, el morado o el negro según las características de la institución que lo organiza o si es un Rosario de ánimas o penitencial. Junto al Simpecado aparece también la cruz los faroles mas los coros e incluso acompañamiento musical.
Respecto a cuántos rosarios públicos se celebraban en Sevilla diariamente, éstos eran dos: uno  tras el Toque de Oraciones y otro después del toque de alba, conocido también como el Rosario de la Aurora. Esta procesión será las más típicas a partir del siglo XIX.
A estas muestras de devoción popular acudían preferentemente los hombres, aunque a partir del siglo XVIII se empezaron a organizar también Rosarios de Mujeres y de niños.
POCO a poco estos Rosarios Públicos fueron decayendo poco a poco; a ello contribuyó el excesivo coste de las procesiones, los desórdenes promovidos por los niños en las procesiones, pero sobre todo la aparición de la mentalidad ilustrada poco proclive a estas manifestaciones de religiosidad popular más propias del Barroco  y de la Contrarreforma que de los nuevos tiempos.
El Rosario de prima noche va desapareciendo y el de la Aurora queda para los días festivos, así como por mor de las reformas urbanísticas los retablos callejeros van desapareciendo. El rezo del Rosario se vuelve a refugiar en los templos o en la intimidad de los hogares.
Como ya se comentó de los dos rosarios que se rezaban en Sevilla, sólo el de la Aurora sobrevivió en el siglo XIX. Estos rosarios terminaban con la asistencia de los participantes en la misa del alba, lo que permitían que cumplieran con sus deberes diarios a los trabajadores del campo y a los marginados.
 A pesar de que el rezo del Rosario Público, experimentó un cierto renacimiento a principios del siglo XIX, la propia dinámica de la ciudad y los incidentes que a veces protagonizaron las procesiones hacen que se suprima el Rosario de Triana.
En la actualidad los Rosarios públicos se realizan de vez en cuando acompañando a la imagen titular de las  cofradías. 


Por lo que se refiere a Camas no hay constancia de la existencia de hermandades del Rosario en los documentos consultados. Sólo se hace referencia a la a la existencia de un altar dedicado a la Virgen del Rosario, lo que podría indicar la existencia de tal devoción en Camas como en muchos otros pueblos de Sevilla, pero ignoramos si se trataba de un culto templario o público. También hay constancia del rezo de un Rosario Solemne cuando las tropas evacuaron Sevilla y se desmanteló la batería emplazada en el Carambolo.