A continuación compartimos con ustedes un artículo realizado por nuestra vecina de Camas, Doña Amalia Blanco Castillo, para las publicaciones de nuestra Agrupación,en el que se trata el origen del Rosario, su expansión, devoción en Sevilla , y la referencia que tuvo en nuestra localidad. Esperemos que disfruten con su lectura.
ORÍGENES
En la antigua Roma y Grecia, los
romanos solían coronar las estatuas de los dioses con rosas como símbolo de
entrega de su corazón. La palabra rosario significa en latín corona de rosas.
La aparición del Cristianismo y su
rápida expansión por el Imperio Romano suscitaron en principio la indiferencia entre la élites
gobernantes romanas, pues en principio era considerada como una más de las
múltiples religiones que proliferaban en Oriente. Después esta indiferencia se
trocó en abierta hostilidad, cuando los cristianos se negaron a rendir culto al
emperador o a prestar servicio de armas. Esto dio lugar a importantes persecuciones
contra los cristianos, que entregaron su vida antes de renegar de los
principios de su fe. Siguiendo las
antiguas costumbres, las mujeres que eran martirizadas solían ataviarse con sus
mejores galas y se coronaban de rosas como símbolo de que entregaban su vida y
su corazón a Dios. Después del martirio,
los cristianos recogían las rosas y rezaban una oración o cantaban un salmo por
el eterno descanso del alma de los difuntos.
A partir del Edicto de Milán (313
d.C.) el Cristianismo se convirtió en
religión tolerada dentro del Imperio para terminar convirtiéndose en religión oficial con el Emperador Teodosio.
En esta etapa del Bajo Imperio Romano empezó a forjarse lo
que luego sería el monacato, que tanta
influencia tendría en la Edad Media. Los monasterios y los obispos fueron, de
hecho, lo único que sobrevivió a la caída del Imperio Romano de Occidente. Con
Europa ocupada por las distintas tribus germanas, la mayoría de ellas arrianas,
el cristianismo se refugió en Irlanda. Allí surgió una forma primitiva de rezó
del Santo Rosario. En el 800 los misioneros irlandeses que recorrían Europa
para recristianizarla propusieron a la
gente el rezo del llamado Salterio de la Virgen, que consistía en sustituir los
150 salmos de David, cuyo rezo recomendaba la Iglesia, por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. Se usaba una
cuerda con distintos nudos y así se
llevaba el conteo.
DESARROLLO
A partir del
siglo XI Europa experimenta un crecimiento económico y social con lo cual las
antiguas ciudades romanas se repueblan y reactivan su comercio y artesanía, al
mismo tiempo que en las zonas no alcanzadas por la romanización aparecen nuevas
ciudades, creándose activos circuitos de crecimiento comercial del Mediterráneo
al Báltico. Esta nueva situación afecta también a la Iglesia: del antiguo
monacato se pasa a la fundación de conventos en las ciudades regidos por las
órdenes mendicantes y de predicadores, de las cuales las más importantes serán
la de los franciscanos y la de los dominicos.
La orden de los dominicos, fundada por Santo Domingo de
Guzmán en el siglo XII, nace durante la cruzada contra los albigenses. Santo
Domingo recibió de la Virgen el encargo de hacer saber a la Humanidad lo
agradable que era para Dios el rezo del Santo Rosario. Su devoción se extendió
rápidamente por toda la Cristiandad, pero al correr de los siglos se fue
perdiendo la devoción del rezo.
En 1348 se extendió por Europa la Peste Negra. El terror que
produjo por toda la Cristiandad la terrible enfermedad, que dejó diezmada la
población europea, provocó un renacimiento de la devoción del Rosario. El
fraile dominico francés Alan de la Roche
fue el encargado de volver a extender la devoción del Rosario por Europa. Él,
junto con sus hermanos dominicos, le dieron la forma actual con la aprobación
de la Iglesia.
LA INSTITUCIÓN DE LA
FIESTA
En el siglo
VIII irrumpe en la Historia una nueva fuerza: el Islam. A lo largo de este
siglo y los siguientes el Islam llegó a dominar gran parte del Mediterráneo,
construyendo dos grandes califatos el de los Omeya y el de los Abasíes. Después
de una serie de vicisitudes que produjeron la caída de ambos imperios, una
nueva tribu proveniente de las estepas asiática, los turcos, terminaron poco a
poco con los restos del antiguo Imperio Romano de Oriente, convirtiéndose en
una fuerza fabulosa que volvía a amenazar la Cristiandad europea.
En el siglo
XVI la presión se hizo insoportable. El Santo Papa Pío V propició una coalición
entre el papado, Génova, Venecia, el Ducado de Saboya, la Orde de Malta y España. La fabulosa coalición
se puso bajo el mando de don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, y del almirante genovés Andrea Doria. Los
combatientes antes de entrar en liza rezaron con fervor el Rosario, así como el
Papa y toda la Cristiandad. La Armada
Turca y Cristiana se enfrentaron en Lepanto, en las costas griegas, un 7 de
octubre de 1571. Fue como afirmó Cervantes: « la más memorable y alta ocasión que vieron los
pasados siglos, ni esperan ver los venideros». La Cristiandad contuvo la
respiración. El Papa, antes de saber el resultado de la batalla, salió de su
oratorio afirmando que los cristianos habían ganado la partida gracias a la
intercesión de la Virgen y al rezó del Rosario.
Cuando llegaron las noticias de la victoria cristiana el Papa propuso el
7 de octubre como la fiesta de la Virgen de las Victorias. Posteriormente el papa
Gregorio XIII, entendiendo que la victoria se había conseguido gracias al rezo
del Rosario, cambió la advocación por la de la Virgen del Rosario. Posteriores
triunfos contra los turcos atribuidos a la intercesión Virgen del Rosario
reforzaron la devoción a la misma.
El trece de mayo de 1917 en Cova de Iria,Portugal, la Virgen
se le apareció a tres pastorcitos a los que recomendó el rezo del Rosario como
la mejor forma de contentar a Dios.
EL SANTO ROSARIO EN LA
ACTUALIDAD.
Para que pueda decirse que el Rosario es más plenamente 'compendio del Evangelio', es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.2
Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis
Mariae sobre el Santo Rosario, 19
En el mismo
documento se sugiere el orden semanal de los mysteria lucis (misterios
de la luz o luminosos):¿Dónde introducir los «misterios de la luz»? Considerando que los misterios gloriosos se proponen seguidos el sábado y el domingo, y que el sábado es tradicionalmente un día de marcado carácter mariano, parece aconsejable trasladar al sábado la segunda meditación semanal de los misterios gozosos, en los cuales la presencia de María es más destacada. Queda así libre el jueves para la meditación de los misterios de la luz.2
Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis
Mariae sobre el Santo Rosario, 38.
Actualmente el rezo del Rosario queda del siguiente modo:
Gozosos o de gozo
(Lunes
y sábado)
·
La anunciación del ángel a la Virgen María y la encarnación del Hijo
de Dios
·
La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
·
El nacimiento
de Jesús en Belén.
·
El Niño Jesús
perdido y hallado en el Templo.
Luminosos o de luz
(Jueves)
·
El bautismo
de Jesús en el río Jordán.
·
La
autorrevelación de Jesús en las bodas
de Caná.
·
El anuncio del Reino de
Dios invitando a la conversión.
Dolorosos o de dolor
(Martes y viernes)
·
La oración de Jesús en el huerto de los Olivos.
·
La flagelación del Señor.
·
La coronación
de espinas.
·
Jesús
con la cruz a cuestas.
·
Crucifixión
y muerte del Señor
(Domingos y miércoles)
·
La resurrección del Señor
·
La ascensión del Señor.
·
La venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles.
·
La asunción
de Nuestra Señora a los
cielos.
·
La coronación
de la Santísima Virgen
como reina de todo lo creado.
Las quince promesas de la Virgen María.
La Iglesia Católica sostiene que
la Virgen por boca del beato francés Alain de la Roche, el mayor valedor del
Rosario después de Santo Domingo de Guzmán, prometió a los que rezaran el
Rosario los siguientes beneficios para sus almas:
1. El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario,
recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes
beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El rosario será un fortísimo escudo de defensa contra
el infierno, destruirá
los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4. El rosario hará germinar las virtudes y también hará
que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de
los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevarán a desear las
cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!
5. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando
misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada;
se convertirá, si es pecador; perseverará en las gracias si es justo, y en todo
caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin
auxilios de la Iglesia.
8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en
vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los
méritos de los bienaventurados.
9. Libraré pronto del purgatorio a
las almas devotas del rosario.
10.Los hijos
verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11.Todo lo que se me
pidiere por medio del rosario se alcanzará prontamente.
12.Socorreré en
todas sus necesidades a los que propaguen mi rosario.
13.Todos los que
recen el rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados
del cielo.
14.Los que rezan mi
rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al
santo rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.
LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO
EN SEVILLA
Parece ser que la devoción del Rosario en Sevilla comenzó
hacia 1479 con la instauración de las Cofradías del Rosario bajo los auspicios
de la orden de los dominicos. En cada parroquia, cenobio dominico o perteneciente
a otra orden e incluso en la iglesia más importante de cada ciudad o pueblos,
aparecieron tales cofradías siempre bajo los auspicios y licencia de la orden
de los dominicos. Tal práctica recibió el espaldarazo del Papa Sixto IV,
estableciéndose la primera en Colonia y como se indicó más arriba propiciándose
dicha práctica en Francia por el beato Alain de la Roche.
Junto a esta corriente de origen foráneo se desarrolló en
aquí otra establecida por el padre Juan Agustín. Parece ser que en 1481 ya hay
establecida una de estas cofradías en la Iglesia del Divino Savador.
En 1573 el Papa Gregorio XIII en un Breve establecía la
festividad de la Virgen del Rosario el primer domingo de octubre. Hasta 1671 no
se hizo oficial en la Iglesia española. Según Órtiz de Zúñiga en sus Annales en
el Salvador y en el Hospital de Amor de Dios ya existía la costumbre de rezar
el rosario en común. Desde éstos se extendió a otros centros de oración e
incluso se crearon hermandades.
Fechas claves para el arraigo de la devoción del Rosario
fueron las de 1653 y las de 1643. La
primera por la donación de una imagen de la Virgen del Rosario a El Sagrario de
la Catedral y la segunda por el edicto del dominico Pedro de Tapias que
consiguió fomentar extraordinariamente el rezo del Santo Rosario. En 1655
Felipe IV, mediante un edicto, exhorta a
los obispos a que promocionen el Rosario en sus diócesis. En 1679 el Papa
Inocencio XI confirma todas las gracias e indulgencias que la Iglesia había
concedido al rezo del Rosario.
En 1649 se produce una terrible epidemia de Peste en Sevilla.
La mentalidad barroca imperante en la época hace culpable de la misma a la
pecaminosa conducta de sus ciudadanos, por la que hay que realizar una dura
penitencia ante la magnitud del castigo. Dicha penitencia ha de ser pública y
colectiva por lo cual la Iglesia fomenta Misiones populares apoyadas por los
predicadores solventes capaz de crear un clima de religiosidad extrema. Tales
misiones tuvieron como protagonistas al jesuita Tirso González de Santaella y a
los padres Gamboa, Guillén y Losada. El padre Tirso fomentó la creación de
varias hermandades de culto en diversas parroquias dedicadas al rezo del
Rosario y a ejercicios de penitencia.
Los Rosarios Populares
Hasta ahora hemos hablado de un Rosario propio de los centros
de culto al que podemos llamar templario, pero junto a este se desarrollo en
Sevilla a partir de 1642 un Rosario Público que arrastró a las multitudes en
una exacerbada muestra de religiosidad. Al socaire de la mentalidad del Barroco
rica en teatralidad y en la conformación de una religiosidad popular que
llegara rápidamente a las masas y movieran los sentimientos de los creyentes no
es de extrañar la aparición de tales prácticas.
Tradicionalmente se atribuye
el origen del Rosario Público al que se celebró espontáneamente por las calles con motivo de
las exequias de fray Pedro de Santa María
en 1690 y que motivó la aparición
de este singular modo de devoción popular.
La devoción se extendió desde los templos hasta los vecinos
de los distintos barrios que solían celebrar el rezo de Rosario en torno a
retablos callejeros que se acabarían
convirtiendo en punto de partida de los cortejos.
En un principio los fieles salían a la calle sin insignias ni
Simpecado propio. Los devotos se organizaban en grupos que cantaban alabanzas y
coplas marianas divididos para alternar padrenuestros y avemarías y siempre
bajo el control de uno o dos eclesiásticos para marcar el camino y ofrecer los
Misterios.
Poco a poco estos rosarios espontáneos se van institucionalizando,
creando sus propios símbolos y
configurando su cortejo.
Cada comitiva se proveyó de un Simpecado que la distinguía .
El Simpecado es un estandarte bordado con oro que representa a la Virgen María
y está relacionado con la cuestión concepcionista de la que todavía quedan
restos en Castilleja de la Cuesta. El color del Simpecado varaqba desde el
carmesí hasta el celeste, pasando por el blanco, el verde, el morado o el negro
según las características de la institución que lo organiza o si es un Rosario
de ánimas o penitencial. Junto al Simpecado aparece también la cruz los faroles
mas los coros e incluso acompañamiento musical.
Respecto a cuántos rosarios públicos se celebraban en Sevilla
diariamente, éstos eran dos: uno tras el
Toque de Oraciones y otro después del toque de alba, conocido también como el
Rosario de la Aurora. Esta procesión será las más típicas a partir del siglo
XIX.
A estas muestras de devoción popular acudían preferentemente
los hombres, aunque a partir del siglo XVIII se empezaron a organizar también
Rosarios de Mujeres y de niños.
POCO a poco estos Rosarios Públicos fueron decayendo poco a
poco; a ello contribuyó el excesivo coste de las procesiones, los desórdenes
promovidos por los niños en las procesiones, pero sobre todo la aparición de la
mentalidad ilustrada poco proclive a estas manifestaciones de religiosidad
popular más propias del Barroco y de la
Contrarreforma que de los nuevos tiempos.
El Rosario de prima noche va desapareciendo y el de la Aurora
queda para los días festivos, así como por mor de las reformas urbanísticas los
retablos callejeros van desapareciendo. El rezo del Rosario se vuelve a
refugiar en los templos o en la intimidad de los hogares.
Como ya se comentó de los dos rosarios que se rezaban en Sevilla,
sólo el de la Aurora sobrevivió en el siglo XIX. Estos rosarios terminaban con
la asistencia de los participantes en la misa del alba, lo que permitían que
cumplieran con sus deberes diarios a los trabajadores del campo y a los
marginados.
A pesar de que el rezo
del Rosario Público, experimentó un cierto renacimiento a principios del siglo
XIX, la propia dinámica de la ciudad y los incidentes que a veces
protagonizaron las procesiones hacen que se suprima el Rosario de Triana.
En la actualidad los Rosarios públicos se realizan de vez en
cuando acompañando a la imagen titular de las
cofradías.
Por lo que se refiere a Camas no hay constancia de la
existencia de hermandades del Rosario en los documentos consultados. Sólo se
hace referencia a la a la existencia de un altar dedicado a la Virgen del
Rosario, lo que podría indicar la existencia de tal devoción en Camas como en
muchos otros pueblos de Sevilla, pero ignoramos si se trataba de un culto
templario o público. También hay constancia del rezo de un Rosario Solemne
cuando las tropas evacuaron Sevilla y se desmanteló la batería emplazada en el
Carambolo.